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Fotos Feria 2004

Ya hemos publicado las fotos de pasada Feria, . Si no viste el pregón de fiestas a cargo de Encarni Rejón ahora puedes leerlo.

Un Pregón para mi Feria


No sé si mis primeras palabras han de ser de agradecimiento o de reproche cariñoso a quienes han hecho posible que hoy me encuentre en semejante trance, más como no hay septiembre sin Feria, ni Feria sin lluvia ni pregón, aquí estoy dispuesta a lo segundo que de lo primero ya se encargará el tiempo por no hacer mudanza en su costumbre.


Entendía yo que el Pregón era patrimonio de aquellos paduleños ilustres o meritorios, sin duda más capacitados que una para tales honores, pero viéndome aquí deduzco que andamos escasos de destacados paisanos. No creo que mi tarea de ama de casa, que desarrollo orgullosa y eficazmente, haya alcanzado tal categoría y distinción.


Será, pues, que el honor de pregonar es patrimonio de los paduleños y entonces sí, pues paduleña soy y ...no sólo por el accidente de haber nacido aquí, sino porque vivo este pueblo, llevo con orgullo el marchamo de esta tierra, me curtieron sus calles y costumbres y acepté cómplice el abrazo que tiende a quienes quieren para siempre unirse a ella.


Quiero pues, honrada por ello, descorrer el telón que pone en escena la Feria. Tres días grandes que nos reserva desde siempre septiembre, este mes mestizo de vera-toño, a los que hemos añadido un preludio para convertirlos en cuatro.


Hoy, como todos los años, pasa ante mí la película de mis recuerdos y veo a mi madre blanqueando la fachada y en una actividad frenética preparándonos la ropa nueva y los zapatos, aquellos zapatos de olor a cuero y sobaduras.

Recuerdo aquellos despertares de música y cohetes, ilusionantes como pocos días del año y el remolino de gente alrededor del “Tío del turrón” que con su puesto ambulante, nos traía aquellos manjares de tan difícil acceso. Mis correrías por las eras viendo el ganado y la compra de aquellos marranos que por Pascua llenarían las despensas de valorada abundancia.

Y dibujo en la memoria las cucañas, las carreras de cintas y de sacos de las que tenía que ser testigo, como si mi presencia fuera indispensable. Recuerdo aquella difícil, pero lograda paciencia infantil, declarando con la mirada la bondad de mis intenciones para que el columpiero me montara en la noria ( gratis, claro está) para hacer contrapeso.

Recuerdo los bailes y el repetido paseo de la puerta de “ Paquito Gasoil” hasta el bar Andalucía...


Creía y aún lo sigo creyendo, que aquellos días de Felicidad común y contagiosa eran un merecido regalo.

Así que de nuevo llega la Feria, la de siempre y la que sometida a continua metamorfosis, pervive por encima del rumbo de los tiempos.


Pero es la misma, porque el entusiasmo es el mismo, porque la ilusión es la misma, porque su magia y su poder de evocación nos rejuvenece a todos cada año en el recuerdo y en sus sensaciones.


Y volvemos a oler a ropa nueva, a camisa blanca recién planchada, a caseta de turrón, a polvaredas de pueblo viejo, a cal, a hombres serios y cabales que llevan en la mano el notario que cerraba los tratos en aquel trapicheo, no muy lejano del ganado. A torpes pretendientes y torpes declaraciones de amor eterno, a paseo lento de mil paradas, a mujer pulcramente arreglada, a colonia sin marca, a niños peinados mimosa y tiernamente cien veces para convertirse en altivos jinetes color sepia, a Guardia civil de tricornio, a pasodobles de letras trágicas y de valentía, a “olés” de toros en blanco y negro del “ NO-DO”...


Es la misma porque las abuelas siguen con ese apretón de manos, lleno de misterio y liturgia, entregando a los nietos algunas monedas para que monten en los columpios. Yo os prometo que de niña creía que las monedas estaban acuñadas por ellas mismas o sacadas de algún insospechado tesoro. Tal era la grandeza y el suspense que le daban a la ceremonia.


Es la misma porque el ferial, pueblo de columpios y casetas dentro del pueblo, me sigue pareciendo como de niña, venido de lugares exóticos, lejanos y misteriosos.


Es la misma porque no ha cambiado la mirada sorprendida y atónita de los niños ante el bullicio, ni la alegría de sus caras cuando participan en alguna actividad, ni sus correrías entusiastas al escuchar un cohete o la música, aviso siempre de algo excepcional.


Es la misma porque sigue existiendo un sentimiento de ausencia si se vive en la distancia. Es la misma porque, como sucede con los hijos, sigue sin gustarnos que se critique desde fuera. Y es la misma porque a todos nos viste de Feria, que son galas de concordia y tolerancia.


Será siempre la misma porque su esencia es la misma y nos marca e identifica el hecho de ser paduleños. Cuando eso no suceda, creedme: seremos gente alrededor de un ferial, pero ya no seremos un pueblo.


Así que, paisanos, yo la pregono a los cuatro vientos y os llamo a que la viváis, a que participéis de ella, os llamo para que durante estos días grandes pongáis un paréntesis a los problemas, os llamo para que la actividad sea el bullicio.


¡ Parad los quehaceres!

Que los niños detengan su sonsonete escolar recién estrenado y su algarabía, grito siempre de libertad, se traslade a las calles.

¡Que suene...que suene el ruido infernal de las casetas y columpios en continua interferencia!


¡Que suene...que suene el “ chin-chin-pun” monótono y monocorde de la verbena y el reclamo incansable de caseteros y vendedores bajo un techo alfombrado de banderas multicolores!


¡ Que El Padul está de Feria!


¡ Sacad todos vuestro mejor yo! Tarjeta de presentación y bienvenida a los que nos visiten. ¡ Llenad, llenad las calles de francas sonrisas! ¡ Parad los relojes del tiempo y dad cuerda al reloj de la vida!


¡ Que El Padul está de Feria!


Permitídme, por último, que levante simbólicamente mi copa y os proponga un brindis multitudinario que es sincero deseo de que lo mejor nos llegue a todos.


Que damos la bienvenida

A la Dama de Septiembre

¡ cita segura y cierta!

Entre un verano que muere

Y un otoño que revienta.


Pintó mi pueblo en sus calles

Colores de primavera,

¡ que son colores de Feria!

Y llenó sus corazones

De alegría bullanguera.


Que resuenen en el Valle

Ecos de feria “pauleña”

¡ Que no tengamos frontera!

Que ya se encienda la noche

Siendo mi gente su dueña.



Muchas gracias.


Encarni Rejón.

El Padul 24-09-04

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